La grasa es un nutriente clave. Es una parte esencial de nuestra dieta, ya que desempeña un papel vital en el cuerpo. No solo nos proporciona la energía necesaria para nuestro metabolismo, sino que también contribuye a muchas funciones corporales clave. Por ejemplo, ayuda a transportar vitaminas liposolubles como las vitaminas A, D, E y K. También contribuye a la función cerebral y cardíaca. El consumo de grasa también proporciona a nuestro cuerpo ácidos grasos que no puede producir por sí solo, como omega 3 y omega 6. Por eso esos ácidos grasos se denominan ácidos grasos “esenciales”. Nuestro cuerpo necesita grasa, pero comer demasiada grasa puede tener un impacto negativo en la salud. Es importante reconocer que no es solo la cantidad de grasa la que tiene un impacto, sino también el tipo de grasa, es decir, la composición de la grasa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la ingesta excesiva de grasa influye en gran medida en el riesgo de enfermedades cardíacas como cardiopatía coronaria y accidente cerebrovascular. Esto se debe a que afecta los lípidos sanguíneos, la trombosis, la presión arterial, la función arterial (endotelial), la arritmogénesis y la inflamación. Según la Organización Mundial de la Salud, no más del 30-35 % de nuestra ingesta diaria de energía debe provenir de la grasa. La grasa saturada no debe representar más del 10 %1. 1. Grasas y ácidos grasos en la nutrición humana. Consulta conjunta con expertos de la FAO/OMS.2008 |